viernes, 22 de julio de 2011

Aquel día sentada en un banco, con mi vestido favorito, dejando que el sol me quemara la espalda, esperaba a que pasaran las horas, perdiendo el tiempo, viendo la gente pasar haciendo caso omiso de que me miraban y parloteaban sobre mí, sobre mis ojos luminosos mirando a ninguna parte...Entonces apareciste tú. Me miraste y te sentaste a mi lado, preocupándote por mí, en vez de cuchichear sobre lo que hacía. Y después de hablar y hablar, cada vez más ensimismada en ti, te pregunté si te volvería a ver y me contestaste que sí.
Sigo visitando ese mismo lugar con ese mismo vestido, haciendo lo que aquel día hice, estando de pie, de espaldas, caminado...Y tú no volviste. Pero no me rendiré, porque sé que algún día, tarde o temprano, cumplirás la promesa de volver a verme; porque lo príncipes azules son nobles y cumplen sus promesas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario